La dermatitis atópica es una afección inflamatoria crónica de la piel, asociada con la alteración de la función de barrera, donde participan factores genéticos, ambientales y una serie de factores inmunológicos.
La dermatitis atópica es una afección inflamatoria crónica de la piel, asociada con la alteración de la función de barrera, donde participan factores genéticos, ambientales y una serie de factores inmunológicos.
Afecta a personas de todas las edades, aunque es muy frecuente en niños, donde el 85% de los pacientes con DA presentan síntomas en los primeros años de vida.
Su síntoma más característico es el prurito y la picazón, cursando con períodos de brotes con distintas intensidades según cada paciente, y produce un gran impacto en las personas que la padecen y a su entorno más cercano. En cuadros moderados a severos, los síntomas físicos que presenta afectan al normal desarrollo de las actividades diarias, imposibilitando incluso una rutina normal de sueño, y requiere de cuidados especiales en vestimenta, ambiente y de higiene.
Actualmente no existe una cura para la dermatitis atópica, pero existen múltiples tratamientos para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.
La humectación como tratamiento principal
Aunque los desencadenantes pueden variar según cada paciente, la resequedad cutánea es uno de los factores que más afecta la piel con dermatitis atópica.
La humectación diaria con productos con pH cercanos al de la piel ayuda a restaurar la función de barrera de la piel. De esta forma se actúa previniendo nuevos brotes, reduciendo la inflamación, mejorando los eczemas y aliviando la picazón. Además, es fundamental para reducir la actividad microbiana característica de las pieles atópicas, las cuales son más propensas a la proliferación de infecciones como el herpes o el estafilococo.
También es importante incorporar hábitos de cuidado de la piel en la rutina diaria, como baños cortos con agua templada, evitar el contacto con sustancias o ambientes irritantes o alérgenos, entre otros.
Dependiendo de la gravedad con la que el cuadro se presente en cada paciente, donde las lesiones se pueden clasificar en leves, moderadas o severas, el médico dermatólogo puede recomendar otro tipo de terapias, como son las terapias sistémicas o tratamientos tópicos como corticoides.
La parte emocional también afecta la sintomatología de esta patología. Es muy importante contar tanto con el seguimiento médico, como el apoyo del círculo cercano que brinde contención en momentos críticos. El apoyo de los profesionales y los seres queridos son cruciales en el camino hacia un mejor control de la enfermedad y una mejor calidad de vida.
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